Sobre la ladera norte del Cerro Runge, ubicado a poca distancia de la ciudad, se encuentra un asombroso mirador panorámico al que se accede por medio de una aerosilla.
Para el descanso hay dos opciones bien diferentes: se puede bajar caminando por medio de un típico sendero de montaña, observando la flora autóctona y un centenario bosque de arrayanes, hasta llegar al Museo del Montañes, fiel testimonio de la historia de los pioneros del esquí y del andinismo en nuestra región.
La otra variante supone descender de una manera un tanto más moderna y mucho más vertiginosa : utilizando un práctico y veloz tobogán.